Oración con los Salmos

Salmo 87
Oración de un hombre gravemente enfermo

En esta dramática y angustiosa oración, el salmista con toda su sinceridad y hasta rabia grita a Dios. Rezar, orar desde lo más profundo del corazón aunque con él destrozado es la manifestación de nuestra fe en Dios que aunque parece ausente ante el dolor, la angustia, la enfermedad y la muerte... Él es Emmanuel, Dios con nosotros aún en el silencio más profundo... Recemos sin desfallecer.


Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia; llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas, y mi vida está al borde del abismo; ya me cuentan con los que bajan a la fosa, soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos, como los caídos que yacen en el sepulcro, de los cuales ya no guardas memoria, porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo; tú cólera pesa sobre mí, me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos, me has hecho repugnante para ellos: encerrado, no puedo salir, y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando, tendiendo las manos hacia ti. ¿Harás tú maravillas por los muertos? ¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte? ¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla, o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio, por la mañana irá a tu encuentro mi súplica. ¿Por qué, Señor, me rechazas, y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,Nme doblo bajo el peso de tus terrores, pasó sobre mí tu incendio, tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día, me envuelven todos a una; alejaste de mí amigos y compañeros: mi compañía son las tinieblas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

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