Espiritualidad en lo cotidiano

Sólo lo tengo que reconocer...
C. S. Lewis


El Evangelio: la Palabra de Dios anunciaba al hombre, conocedor de que estaba mortalmente enfermo la posibilidad de curación. Todo esto ha cambiado. En este momento, el cristianismo debe dar a conocer el diagnóstico --una noticia verdaderamente mala-- para conseguir que se preste atención a su mensaje de curación. 

Dos son las causas principales de toda esta situasión: 1 La Benevolencia, filantropía, sentimentalismo. Todo mundo se siente benévolo en los momentos que nada le molesta. Creemos ser buenos cuando en realidad sólo somos felices.

2 El Psicoanálisis: la represión y la inhibición. La gente tiene la impresión de que el sentimiento de vergüenza es peligroso y nocivo. Se nos "pide que saquemos nuestras cosas a la luz del día", pero no con el deseo de que nos humillemos, sino porque "estas cosas" son naturales y no debemos avergonzarnos. Esto es por lo que todo cristiano debería sentir vergüenza. Eliminar la hipocresía suprimiendo la tentación de ser hipócritas es necio empeño. La "franqueza" de personas hundidas es una franqueza barata. 

Lo esencial para el cristianismo recuperar el viejo sentido del pecado. Cristo da por supuesto que los hombres son malos. Mientras no reconozcamos que la presunción del Señor es verdadera, no formaremos parte de la audiencia a la que van dirigidas sus palabras, aun cuando reconozcamos al mundo que Él vino a salvar. 

Cuando los hombres intentan ser cristianos sin esta conciencia preliminar del pecado, el resultado es inevitablemente un cierto resentimiento contra Dios, al que se considera un ser continuamente enojado que pone siempre demandas imposibles.


La mayoría de nosotros ha sentido alguna vez una secreta simpatía por aquel granjero agonizante que respondió a la disertación del vicario (sacerdote) sobre el arrepentimiento con esta pregunta: "¿Qué daño le he hecho a Él (a Dios)?" ¡Ahí está el problema! Lo peor que le hemos hecho a Dios consiste en haberle abandonado. ¿Por qué no puede Él devolverle el cumplido? ¿Por qué no seguir la máxima "vive y deja vivir"? ¿Qué necesidad tiene de Él entre todos los seres para estar "enfadado"? ¡Para Él es fácil ser bueno! 

En los momentos, muy infrecuentes en nuestra vida, en que el hombre siente culpabilidad, desaparecen todas estas blasfemias. 

C. S. Lewis 
El problema del dolor 
IV La maldad humana

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